lunes, 15 de noviembre de 2010

Arquíloco de Paros

Vivió en la isla de Paros en la segunda mitad del s. VII a. C. Tiene fama en vida e incluso se le dio culto ya que tenía un templo dedicado a él. La isla de Paros siempre ha sido del culto de Deméter, con la cual su familia estaba relacionada, desde el s. XI a. C. cuando se conquistó. Su familia era aristocrática que fue a colonizar Tasos por orden del oráculo de Delfos. Las ciudades cuando tenían excedencia de habitantes debían salir unos elegidos a colonizar otra tierra y se llevaban un puñado de arena y el fuego de su tierra. Era un noble que se casó con una tracia humilde lo que le hizo estar desclasado, es decir, sin clase social fija dentro de la sociedad. Al principio Licambes le prometió la mano de su hija Neóbula pero no lo hizo debido al oráculo de Delfos que hablaba sobre Arquíloco, por este motivo los atacó y se dice que llegaron a suicidarse. Este poeta es el opuesto a Homero que se le considera el poeta serio o también dicho la gravitad homérica, sin embargo a Arquíloco se conoce como el poeta satírico y grosero.
Es un poeta y guerrero como prototipo de poeta al igual que ocurre con Garcilaso de la Vega. Para él la guerra no tiene el significado idealista de Homero donde el guerrero es un cúmulo de virtudes y se muestran los valores de todos. Para Arquíloco no se muestran esos ideales sino la misma realidad. En esa realidad se prefiere dejar su escudo, símbolo de deshonra, a perder la vida. Él se presenta anti-homérico por esa misma razón. Él piensa que un verdadero guerrero es aquel que lucha valientemente pero cuando no tiene otra salida escapa para salvar la vida y poder de nuevo luchar. De esta misma manera lo hizo y murió en una batalla y se dice que su asesino Calondas al ir al oráculo de Delfos, Apolo le dijo: has matado “al ruiseñor de la Musas”. Arquíloco tiene una visión no optimista de la vida sino realista y por eso lo critica. La vida es muy dura y real y en ella tenemos que esforzarnos mucho, pero todo esto lo describe con burla hacia la guerra. Piensa que existe un dios supremo que juzgará a todos y por eso hay que obrar correctamente. Esta idea proviene de Hesiodo y sus ángeles custodios. La vida es un ciclo donde siempre hay que llevar la continuidad y esforzarse frente a las adversidades porque los dioses nos lo otorgaron. Hablan del destino que es irremediable y no se puede liberar nadie de él. Sus poesías tiene como tema el esfuerzo, esa es su Filosofía, la moderación. Su crítica va dirigida a muchas personas pero sobretodo a la aristocracia. Atacó a Neóbula y a sus hermanas, también a los generales crueles y a los homosexuales. Al general Glauco le dedica un cenotacio kenos (vacío) zapto (enterrar, sepultar). También le dedicó algunas a Pericles. A otro que criticará será a Leófilo (amigo del pueblo) porque se aprovecha del pueblo. Es un personaje importante en Paros y se le considera un hombre violento y tierno, obsceno y pornográfico, pero también es un lírico que se compara con una cigarra que cuando le cogen del ala grita. Muere durante la batalla en Tasos en una batalla naval.
Arquíloco al igual que ocurre con Hesiodo utilizará la mitología para su propia protección y alabanza. Se cuenta que Arquíloco cuando era un niño su padre le mandó a vender una vaca al pueblo. En el camino se encontró con una mujeres que le preguntaron dónde iba y para qué llevaba esa vaca, él les respondió que iba a venderla, ellas se la compraron pero en vez de darle dinero le dieron el arte de escribir poesía. De esta misma manera se protege con Apolo y sus oráculos en Delfos. También se sitúa entre Ares, dios de la guerra, y las Musas, como modelo de poesía. La divinidad es a la que hay que alabar y nunca compararse a ellas. Nos protegen y ayudan en esta vida donde no hay que llorar sino esforzarse y no hay que hacer caso a los murmullos de la gente.
La transmisión de la poesía de Arquíloco es complicada debido a que los nobles no lo aceptaban ya que los atacó. Píndaro lo consideró un grosero y Critias uno de sus enemigos afirma que se debía haber callado algunas cosas. También en la etapa de los padres de la iglesia lo miraban con ataque ya que hablaba de la fuerza del destino y hacía unos ataques violentos contra todo. Su influencia fue clara en la comedia antigua, que es una comedia política ya que atiende a todo lo referente a la polis. Y la comedia también era utilizada para la crítica y el insulto.

Poema de Arquíloco de Paros:

Soy yo, a la vez, servidor del divino Enialio
y conocedor del amable don de las Musas.
En la lanza tengo mi pan negro, en la lanza
mi vino de Ismaro, y bebo apoyado en mi lanza.
Algún Sayo alardea con mi escudo, arma sin tacha,
que tras un matorral abandoné, a pesar mío.
Puse a salvo mi vida. ¿Qué me importa el tal escudo?
¡Váyase al diantre! Ahora adquiriré otro no peor.
No se van ya a tensar muchos arcos ni frecuentes
hondas, cuando a contienda Ares convoque en el llano.
De espaldas será muy quejumbrosa la tarea.
Que en este género de lucha son muy expertos ellos,
los dueños de Eubea, afamados por sus lanzas.
Anda, con la copa recorre el banco de remeros
de la rauda nave, y destapa las jarras panzudas.
y escancia el vino rojo hasta el fondo de las heces.
Pues no podremos soportar sobrios esta guardia.
Tus fúnebres quejas, Pericles, ningún ciudadano
censurará, ni tampoco la ciudad, entre fiestas.
Tales eran aquéllos que las olas del mar bravío
sepultaron. Hinchados por las penas tenemos
los pulmones. Pero los dioses, amigo mío,
establecieron como medicina para males sin remedio
la firme resignación. Ya uno, ya otro los tiene.
Hoy nos tocó a nosotros, y una sangrienta herida
lloramos. Luego alcanzará a otros. Con que al punto
resignaos y dejad ese llanto de mujeres.
Todo al hombre, Pericles, se lo dan el Azar y el Destino.
Porque ni llorando remediaré nada, ni nada
empeoraré dándome a placeres y festejos.
No me importan los montones de oro de Crises.
Jamás me dominó la ambición y no anhelo
el poder de los dioses. No codicio una gran tiranía.
Lejos está tal cosa, desde luego, de mis ojos.
Corazón, corazón de irremediables penas agitado,
¡álzate! Rechaza a los enemigos oponiéndoles
el pecho, y en las emboscadas traidoras sostente
con firmeza. Y ni, al vencer, demasiado te ufanes,
ni, vencido, te desplomes a sollozar en casa.
En las alegrías alégrate y en los pesares gime
sin excesos. Advierte el vaivén del destino humano.
A los dioses atribúyelo todo. Muchas veces levantan
de las desdichas a los hombres echados sobre el oscuro suelo;
y muchas veces derriban y tumban panza arriba
a quienes caminan erguidos. Luego hay muchos daños
y uno yerra falto de sustento y en desvarío de mente.
Ningún ciudadano es venerable ni ilustre
cuando ha muerto. El favor de quien vive preferimos
los vivientes. La peor parte siempre toca al muerto.
Ningún suceso hay ya inesperado, ni increíble
ni maravilloso, cuando Zeus, Padre de los Olímpicos,
de un mediodía hizo noche, ocultando la luz
del sol brillante. Húmedo espanto sobrevino a las gentes.
Desde entonces, cualquier cosa resulta creíble y esperable
a los humanos. Ninguno de nosotros se admire al verla.
Ni si las bestias agrestes truecan con los delfines
el pasto marino y tienen por más gratas que la tierra
las olas resonantes del mar, y aquéllos prefieren el monte.
No quiero un general alto y bien plantado
ni ufano en sus bucles y esmerado en afeites.
Por mi, ojalá sea un tipo pequeño y patizambo
que se mantenga firme en sus pies, todo corazón.
Jugueteaba ella con un ramo de mirto
y una linda flor del rosal...
Su melena
le aureolaba de sombra los hombros y la frente.
Tal ansia de amor me envolvió el corazón
y densa niebla derramó sobre mis ojos
robando de mi pecho el suave sentido.
Ojalá pudiera tocar la mano de Neobule...
Padre Licambes, ¿qué es lo que tramaste?
¿Quién perturbó tu entendimiento? Antes
estabas en tus cabales. Pero ahora eres
en la ciudad gran motivo de burla.
Sé sólo una cosa importante: responder
con daños terribles a quien daños me hizo.


Algunas imágenes basadas en la vida y obra de Arquíloco:

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